domingo, 15 de agosto de 2010

INSEGURIDAD - ¿Inclusión social o mano dura?

Se habla mucho sobre Inseguridad en Argentina, como si estuviéramos al borde de un colapso social, aunque en mi opinión, la situación real del país no es tal cual la pintan. Esa sensación de inseguridad favorece los intereses políticos de algunas corporaciones dueñas de las mayores concentraciones de multimedios del país, ya que les da una plataforma desde la cual situarse para intentar desestabilizar a cualquier gobierno de turno, cuando éste busca autonomía política o no responde a sus intereses económicos.

La verdad es que no existe un país en donde no ocurran delitos; pero hay que saber diferenciar entre la mera información de un delito; y una campaña mediática sistemática para asustar a la gente y crear paranoia, repitiendo cada 5 minutos EL MISMO DELITO sin descanso.

Un delito repetido mil veces se muestra y se siente como mil delitos, y esa es la idea detrás de esta campaña del terror. Ojalá mostraran con la misma insistencia en los medios cuando se abre una fábrica o se inaugura una central energética, pero no, la inseguridad vende más revistas.

Ahora los noticieros tienen secciones apartadas del resto de su programación destinadas exclusivamente a la "inseguridad"; secciones que hace algunos años no existían, y no porque antes no hubiera crímenes. ¿Nunca se preguntaron por qué cambió eso?

Saben lo que implica tener una sección exclusiva dedicada a la inseguridad? Implica que hay que llenar ese hueco solamente con noticias sobre inseguridad, sea un hueco de 1 hora o de 15 horas o de 24 horas al día. Y si la cantidad de delitos encontrados no alcanza para cubrir ese hueco, o su importancia no es relevante, habrá que inventar o repetir el mismo durante todo el día, o buscar noticias de inseguridad ocurridas en otros países, ya que ese espacio tiene que ser cubierto sea como sea.

Los medios no buscan noticias al azar y nos muestran lo que van encontrando; los medios tienen una agenda e investigan sólo lo que les interesa informar. Investigan solamente sobre temas concretos, en este caso la inseguridad, excluyendo todo lo demás. De eso que averiguan, nos muestran solamente algunas pocas cosas, según convenga o no a los lineamientos políticos e ideológicos que se manejen en la redacción, o según favorezca o no los intereses económicos de los accionistas mayoritarios; y eligen callar y censurar aquella parte de la realidad que no encaja dentro de esos parámetros. Esas noticias que callan, o que pertenecen a un rubro que no es el de la inseguridad, o que van en contra de sus intereses particulares, son tapadas, y para la sociedad directamente no existen, creando así la sensación de que hay mayor inseguridad, cuando lo que en realidad aumentó fue el espacio dedicado a la inseguridad en los noticieros y el número de veces que se informan los mismos hechos de inseguridad para llenar esos espacios predeterminados.

Cuando tenemos un monopolio mediático que fija la agenda de lo que se habla en los diarios, la televisión y las radios, como reconoció orgullosamente el propio director ejecutivo del Grupo Clarín, Héctor Magnetto; no nos queda otra opción más que recibir el lavado cerebral de la inseguridad, querramos o no, aunque no miremos noticieros ni compremos el diario, ya que nos relacionamos constantemente con personas que sí son víctimas de esa campaña mediática, quienes repiten como loros el cassette de eso que consumieron.

Además, debemos tener en cuenta que los grupos empresariales dueños de los grandes monopolios mediáticos, tienen también inversiones en rubros ajenos a ese sector, con lo cual ese monopolio mediático termina siendo una herramienta para fomentar inversiones o defender intereses en esos otros rubros, con lo cual el verso del periodismo independiente pasa a ser poco más que un cuento bobo. Si un medio tiene que informar sobre un suceso que afecta los intereses económicos de los dueños de ese mismo medio, en el rubro que sea, se produce un conflicto de intereses, por lo que los periodistas y jefes de redacción de dicho medio, por temor a perder su trabajo, terminan sacrificando finalmente su compromiso con la verdad para defender determinados bolsillos.

Un ejemplo ilustrativo es el de un importante grupo mediático de Argentina, cuyos accionistas mayoritarios tenían, durante la década de los '90, grandes inversiones en hoteles de Punta del Este. Este simpático grupo empresarial oligopólico (ya que sus inversiones van mucho más allá del ámbito mediático) recopilaba las noticas de inseguridad de un año entero en la costa argentina, y las publicaba en sus diarios, revistas, las mostraba en sus noticieros televisivos y riadiales, todas juntas en el lapso de un mes, justo antes del comienzo de la temporada alta, por supuesto obviando su real cronología. La idea era crear pánico en la sociedad, quien se vería forzada a recibir un montaje de noticias referentes a la inseguridad en la costa argentina a todas horas. De ese modo, pretendían boicotear el turismo en Mar del Plata y zonas costeras aledáneas para conseguir mayor afluencia de gente a Punta del Este, en donde estaban sus inversiones hoteleras. Simpático ¿No?

Tengamos en cuenta que esto no podría suceder si no existieran los monopolios mediáticos, manejados por grupos oligopólicos; pero lamentablemente, ahí están, y en gran medida gracias al aval de la sociedad, que a fuerza de costumbre, llegó a considerar estos monopolios como algo normal.

Como ya dije, delitos hay en todos los países y más aún si consideramos un continente como el Sudamericano que fue víctima de las más crueles vulneraciones a los derechos civiles (dictaduras militares) y laborales (políticas de ajuste para conformar expectativas del FMI) durante los últimos 35 años.

Los que fomentan estas campañas mediáticas sobre la inseguridad, suelen ser los partidarios de la mano dura. Son los que piden que se baje la imputabilidad de los menores a 12 años; son los que dicen que hay que construir menos escuelas y más cárceles; pero en ningún lado dicen que en absolutamente todos los países en donde se aplicaron esas políticas de mano dura, el delito creció, y lo único que consiguieron fue excluir más a los sectores que ya estaban apartados de la sociedad, negando oportunidades en lugar de crearlas.

Los únicos países que lograron bajar los índices reales de delito históricamente fueron los que aplicaron políticas de inclusón social; políticas de crecimiento del empleo; y políticas de redistribución de la riqueza. ¿Y quieren que les diga una cosa? No hay un solo gobierno desde el de Perón que haya hecho más en materia de ayuda social, generación de empleo y redistribución de la riqueza que el de Néstor Kirchner y el de Cristina Fernández.

Tengamos en cuenta que en este país, recién ahora se está empezando a reparar de a poco el daño social dejado primero por los militares y despupés por los seguidores del neoliberalismo que se encargaron de vulnerar los derechos civiles, los primeros, y laborales, los segundos.

Por supuesto que eso solo no alcanza, y tiene que ir acompañado por políticas de seguridad; pero sin la base de la inclusión social, lo demás es pura cháchara electoral de sectores que no tienen propuestas políticas concretas en materia económica y social.

Nadie puede bajar el ínidce de delito mientras fomenta una sociedad más injusta y desigual. A mayor injusticia social, mayor indigencia y resentimiento se genera, lo que lleva, entre otras cosas, a tener mayor cantidad de delitos y más graves.

Eso no lo dicen en TN cuando tienen todo el día el mismo zócalo desde las 7 de la mañana hasta las 12 de la noche.

Así que ya que tanto se preocupan algunos por la inseguridad, podrían hacer algo útil y al menos apoyar un modelo de país de inclusión social, que es la base para lograr una baja en los índices de delito, al reducir la pobreza y la marginalidad; en lugar de aplaudir a Jan Brewer en Arizona y usar el caso Blumberg como excusa para pedir que caguen a palos o maten a todos los que tengan una pinta "sospechosa".

Conozco a algunos que creen que acabar con la pobreza significa prender fuego las villas con los negros adentro; y que el delito se acaba instaurando la pena de muerte o metiendo en cana a pibes de preescolar.

Como decía un conductor de TV... "Vos amigo, ¿De qué lado estás?"...